Ataúdes
Los ataúdes solían ser construidos con hoyos en ellos, unidos a 1.8 metros de tubería de cobre y una campana. La tubería permitiría a respirar a las víctimas que hubieran sido enterradas bajo la impresión equivocada de que estuvieran muertas. En algún pequeño pueblo, Harold, el enterrador local, después de escuchar una campana una noche fue a ver si sólo eran niños jugando a ser espíritus. A veces también era el viento. Ésta vez no era ninguno de los dos. Una voz de debajo rogaba y lloraba por ser desenterrada. “¿Eres Sarah O’Bannon?” preguntó Harold “¡Sí!” respondió la voz sofocada. “¿Naciste el 20 de Septiembre de 1827?” “¡Sí!” “La lápida dice que moriste el 20 de Febrero de 1857.” “¡No, estoy viva, fue un error! ¡Desentiérrame, libérame!” “Lo siento por esto señorita” dijo Harold, parándose en la campana para silenciarla y echando tierra al tubo de cobre, “Pero estamos en Agosto. Quien quiera que esté allá abajo, puedo estar seguro que no está vivo, y no vas a venir arriba.”
LA MUÑECA DE PORCELANA
"¡Mamá, quiero esa muñeca!" Dijo la pequeña Isabel totalmente nerviosa por tener una nueva muñeca. "Volveremos mañana para comprártela, ¿vale? pero recuérdamelo, Isabel" le contestó su madre en la misma tienda de antigüedades.
Isabel tenía sólo siete años y medio, pero ella podía tener todo lo que le gustaba gracias a su mirada de pena que les ponía a sus padres. Esa misma noche, la pequeña tuvo dificultades para dormirse ya que sólo pensaba en su futura nueva muñeca. Incluso si tenía un brazo menos, era la muñeca de porcelana más bonita que había visto nunca. Ella tenía muchas, pero esa iba a ser la más bonita de su colección.
A la mañana siguiente, Isabel desayunó viendo sus dibujos favoritos, como cada mañana. Había soñado tanto con su muñeca que tenía sueño, estaba cansada y ya no quería esa muñeca. Ya no le gustaba. Así que pasó el día enjugazada con otras cosas y no le recordó a su madre que tenían que ir a por la muñeca, porque ya no la deseaba.
Llegó la noche e Isabel fue a acostarse al piso de arriba. Ella tenía miedo de estar arriba sola, así que su madre subía con ella y se ponía en la habitación de al lado a coser. Una media hora más tarde de haberse acostado, una voz aguda despertó a la niña susurrándole al oído: "Subo 1, 2, 3 escalones..." La pequeña Isabel gritó asustada llamando a su madre: "Mamá, hay alguien en la escalera que hace ruido" Su madre la tranquilizó diciendo que no había nada en absoluto. En cuanto la madre abandonó la habitación, Isabel volvió a oír ese susurro que le dijo "Subo 4, 5, 6 escalones..." De nuevo Isabel llamó a su madre. Su madre le volvió a contestar que se tranquilizara, que sería el ruido del frigorífico.
Pero la pequeña voz continuó subiendo las escaleras: "Subo 7, 8, 9, 10 escalones y ya estoy en el pasillo", repitió la pequeña voz con una risa sarcástica.
A la mañana siguiente, la madre de Isabel se sorprendió de despertarse antes de ella. Pero pensó en las dificultades que había tenido para dormirse y pensó que estaría cansada. Pero transcurrida una hora le pareció raro que aún no se hubiera despertado, por lo que subió a ver cómo estaba su hija. La madre gritó con terror viendo a su hija ahogada en su propia sangre y apuñalada más de 17 veces, con el brazo arrancado y viendo a esa pequeña y adorable muñeca de la tienda de antigüedades con el brazo de su hija como sustituto del suyo.
"la temida paralisis del sueño" (fenomeno)
la parálisis del sueño es una incapacidad transitoria para realizar cualquier movimiento muscular, que ocurre por lo general cuando se entra a la llamada fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR o REM por sus siglas en inglés). Es aquí, también en su mayor parte, cuando soñamos.
La inmovilidad es un mecanismo absolutamente normal que desarrolla nuestro organismo para evitar que escenifiquemos nuestros sueños. Por ejemplo, imagina qué pasaría si en sueños corres por una calle y tu cuerpo deja su estado de reposo para seguir dicha acción. Es simple. De esta manera se evita cualquier peligro para el individuo.
Sin embargo, muchas veces se registra una desincronización -la fase REM pasa de ser una de las últimas a la primera del sueño- que muchos expertos denominan parálisis del sueño aislada (PSA). En este estado continuamos con la inmovilidad casi absoluta, salvo por los ojos y dedos, pero estamos conscientes sobre nuestras camas. El episodio tiene lugar por lo general cuando empezamos a dormir o despertar y puede extenderse por algunos minutos, en algunos casos con repeticiones, y si bien no es tan difícil explicarlo, la experiencia puede resultar espantosa para muchas personas.
-Alucinaciones en medio de la PSA
Las alucinaciones, como en mi caso, son comunes durante una parálisis del sueño por desarrollarse en la fase REM. En primer lugar, la idea básica es que seguimos en nuestra habitación, pero si observamos con atención podemos identificar algunas distorsiones.
Jason Jam
La gran parte de individuos que experimenta este “ataque” reporta que observa o siente a una persona a su lado, siendo muchas veces esta presencia, de acuerdo a los relatos, la que impone la opresión en el pecho y cuello o la que golpea y lastima al paciente. En muchas sociedades anglosajonas se denomina como “La vieja bruja” (Old Hag) a este presunto ser del más allá.
Sumado a la presencia, los afectados por la parálisis del sueño manifiestan que escuchan sonidos ininteligibles o voces enredadas o de otros idiomas. Cuando entienden el mensaje, aseguran que el visitante repite el nombre de la persona, pero a menudo amenazan, advierten, ordenan, piden ayuda o simplemente ríen. Además, afirman que llegan a ser tocados en las manos.
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