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miércoles, 8 de julio de 2015

los objetos mas malditos de la historia





LAS SILLAS QUE EMPUJAN A LA GENTE Y LES HACE ENFERMAR



Newport, en Rhode Island, es una de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos. Se establecido en 1690, y a principios del siglo XX laciudad portuaria se había convertido en un destino de verano paraalgunas de las familias más ricas de América. Las mansiones de Newportson legendarias, al igual que las muchas historias de fantasmas que acompañan a los edificios de aquella zona.

El Castillo Belcourt fue fundado porOliver Hazard Perry Belmont, una persona de la alta sociedadamericana rica que se dedicaba a lapolítica, lo hizo en 1894. Hay muchas apariciones documentadasdentro de esta casa de lujo, pero quizás los más famosos objetos embrujados en el castillo son dos sillas, que al parecer tienen espíritus unidos a ellas. Los visitantes quese sientan en las sillas dicen que inmediatamente sienten frío, náuseas, y están incómodos. Sienten como que están compungidos por la electricidad estática cuando se mantienen cerca de las sillas, y muchas personas han afirmado que han sentido como si se sentaran encima deuna persona cuando intentan sentarse en las sillas. Varios visitantes han sido expulsados de las sillas por una fuerza invisible.









UN MUÑECO QUE EMBRUJA A AQUEL QUE LE HAGA UNA FOTO





En 1896, este muñeco espeluznante pertenecía a un niño llamado Robert EugeneOtto en Key West, Florida. Se lo había regalado un criado que practicaba la magia negra y que no le gustaba la familia del niño. El niño adoraba a su muñeco, y con frecuencia hablaba con él largo y tendido. Los criados que veían al niñocomenzaron a preocuparse, y juraron que podían oír una voz fantasmal hablandocon el muchacho. Además los vecinos dijeron haber visto el muñeco pasando deuna ventana a otra de la casa de Otto cuando no había nadie en casa.

Pronto, el muñeco comenzó a causar daño, rompia de todo pero siempre el niño era al que todo el mundo culpaba.


Robert heredó la casa y murió en 1972, por lo que la casa fue comprada por otra familia. Una niña que acababa de mudarse a la casa encontró el muñeco en el ático e instantáneamente sintió miedo. Ella dijo que el muñeco estaba vivo y quería matarla. El muñeco, finalmente terminó en una galería de arte y museo histórico en Key West, donde permanece hasta nuestros días.



Por extraño que parezca, los visitantes del museo deben pedir permiso para tomaruna fotografía del muñeco. Si no lo hacen, la leyenda dice que el muñeco te maldecirá. El museo exhibe las cartas de individuos "malditos" que han escrito al muñeco, disculpándose por no pedir permiso para tomar su foto, y piden ser liberados de su hechizo.









LA ESTATUA DE LAS MUJERES DE LEMB TRAE LA MUERTE A SUS PROPIETARIOS





Apodada "La Diosa de la Muerte," Las mujeres de LEMB es una estatua tallada enpiedra caliza pura que fue descubierto en 1878 en LEMB, Chipre. El tema se remonta al 3500 aC, y se cree que representa a una diosa, similar a un ídolo de la fertilidad. La estatua fue poseída por primera vez por el Señor Elphont, y en los 7 años que tuvo la estatua en su poder, los siete miembros de la familia Elphontmurieron por causas misteriosas.

Lo mismo les pasó a los próximos dos propietarios, Ivor Manucci y el SeñorThompson-Noel, también murieron junto con toda su familia a sólo unos pocos años después de tener la estatua en sus hogares.

El cuarto propietario, Sir Alan Biverbrook, murió también, junto con su esposa ydos de sus hijas. Dos de los hijos de Biverbrook sobrevivieron, y aunque no erangrandes creyentes en el ocultismo, tenían mucho miedo por las muertes repentinas y extrañas de cuatro de los miembros de la familia, ellos decidierondonar la estatua al Museo Real de Escocia en Edimburgo, donde sigue estandohoy en día.

Poco después de que la estatua se incluyera en el museo, el jefe de la sección en la que la estatua habitaba murió repentinamente también, aunque nadie del museova a admitir que la estatua puede tener propiedades sobrenaturales.









EL HOMBRE ANGUSTIADO QUE FUE CAPTURADO EN VIDEO





Esta pintura se mantuvo en el ático de la abuela de Sean Robinson durante veinticinco años antes de que lo heredara de ella. Ella siempre había dicho aRobinson que la pintura era el mal, explica cómo el artista que lo creó habíautilizado su propia sangre mezclada con la pintura, y se había suicidado poco después de terminarlo. Ella dijo oír voces y lloros cuando se muestra el cuadro, yvió la oscura figura de un hombre en su casa, por lo que se encerró en el ático.

Tan pronto como Robinson heredó la pintura, la puso en su casa, él y su familiacomenzaron a experimentar el mismo tipo de fenómeno espeluznante. Su hijo se cayó por las escaleras, su esposa sintió algo acariciándole el pelo, y vio al hombre sombra llorando.

Robinson puso una cámara durante la noche para tratar de capturar a algunos de los extraños sucesos. Vídeos de YouTube de Robinson muestran portazos, el aumento de humo, la pintura que cae de una pared sin ninguna razón.

Asustado, Robinson pronto puso la pintura en el sótano de su casa, pero él no está interesado en venderlo. Pueden ver alguno de sus videos aquí.




LA SILLA DE LA MUERTE QUE MATA AL QUE SE SIENTA EN ELLA






En 1702, un asesino convicto llamado Thomas Busby estaba a punto de ser ahorcado por sus crímenes. Su último deseo fue tener su última comida servida en su pub favorito en Thirsk, Inglaterra. Terminó de comer, se levantó y dijo: "Quela muerte repentina le venga a todo aquel que se atreva a sentarse en esta silla."

Durante la Segunda Guerra Mundial, los pilotos de una base cercana frecuentabanel pub, y los locales se dieron cuenta de que los soldados que estaban sentadosen la silla nunca volvían de la guerra.

En 1967, dos pilotos de la Fuerza Aérea Real que estuvieron sentados en la silla, estrellaron su camioneta contra un árbol justo después de que se fueron del pub.En 1970, un albañil probó su suerte en la silla, murió esa misma tarde al caer enun agujero en su lugar de trabajo. Un año después de eso, un techador que estaba sentado en la silla, murió después de que el techo dondeestaba trabajando se colapsara. Una señora de la limpieza del pub tropezó y cayó en la silla, poco después murió de un tumor cerebral.

Por último, el dueño de un bar movió la silla a el sótano. Por desgracia, incluso en el almacenamiento de la silla se cobró otra víctima.Después de que un repartidor tomara un breve descanso durante la descarga de paquetes en el almacén, murió en un accidente de cocheel mismo día.

Finalmente, el dueño de un bar donó la silla a el museo local en 1972. El museo muestra la silla cinco metros en el aire de manera que nadie puede sentarse en ella por error. Afortunadamente, nadie se ha sentado en la silla desde entonces.


La Caja Dibbuk Que Contiene un Espíritu

maldiciones
Es un gabinete de vino que, según la leyenda judía, es perseguido por un incansable espíritu maligno que es capaz de frecuentar y poseer a los vivos. Esta caja se hizo famosa en Ebay en septiembre de 2001, cuando un comprador de antigüedades y pintor asistió a una venta en Portland, Oregon.

La subasta se llevó a cabo para vender las pertenencias de una mujer de 103 años de edad, su nieta había dicho que esta caja pertenecía a una sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial que siempre anotó el hecho de que el gabinete estaba embrujado; por tradición judía ella no podía ser enterrada con el objeto y lo único que pedía era que no se vendiese y que no se abriese jamás, pero el comprador enfurecido dijo que no le importaba.

Cuando el objeto estuvo en su poder fue llamado un día por su asistente de compras quien dijo que las luces se habían apagado, las puertas y portones de seguridad se habían bloqueado y oyó sonidos terribles que venían del sótano, posteriormente descubrieron un terrible olor a orina de gato flotando en el aire y las bombillas de luz estalladas por doquier; el tipo ya consciente de su error regaló la caja a una mujer que de inmediato sufrió un derrame cerebral grave, en el hospital escribió "Odio Regalo" mientras lloraba sin parar; trato de regalar muchas veces la caja pero siempre sucedían cosas malas hasta que él comenzó a sufrir de una pesadilla recurrente y más tarde se dio cuenta que todos los miembros de su familia que habían estado alrededor de la caja estaban teniendo el mismo sueño.

Un día el sujeto comenzó a ver sombras chinescas y quedó como desmayado cerca a su computador, al despertar sintió como si algo le estuviera respirando en el cuello y cuando volvió la cabeza, vio una enorme figura de la sombra corriendo lejos de él por el pasillo, fue allí cuando decidió incluir el artículo en Ebay, junto con una detallada historia de lo que le había sucedido desde la obtención de la caja.

Jason Haxton, el curador de un museo en Missouri, compró el objeto y más tarde escribió un libro que detalla la historia extraña de la caja Dibbuk... en 2012, una película de terror basada en el libro titulado "La Posesión" fue lanzada al mercado.


 Annabelle, La Muñeca Poseída Por Un Demonio

poseido 
En 1970, una mujer de compras en una tienda de segunda mano compró una muñeca para su hija, que estaba en la universidad, a su hija le gustó y la puso en su apartamento, pero pronto ella y su roomate empezaron a sufrir las consecuencias.

Se movía de un lado al otro sin que nadie la tocara, aparecía por que sí en otras partes de la casa, encontraron pequeños trozos de papel de pergamino, escritos con cursiva de niño chiquito y un día encontraron la muñeca de pie sobre sus piernas de trapo cuando esto es físicamente imposible

La mujer consultó a un medium por estos sucesos y les dijo que la muñeca estaba poseída por una mujer llamada Annabelle que era "amante" de las muchachas de Universidad; sin embargo esta cita lo que hizo fue alborotar el espíritu y un hombre incluso dice haber sido atacado por la muñeca quién le dejo una herida en el pecho.

Luego se contactó al dúo de parapsicólogos Ed y Lorraine Warren, quienes descubrieron que la muñeca no estaba poseída por el espíritu de una niña sino por un demonio que había mentido sobre su identidad con el fin de acercarse a ella y su compañera, con la intención de poseer a una o ambas; finalmente las mujeres dieron "Annabelle" a la pareja de psíquicos que la encerraron en una urna de cristal en su Museo de Ocultismo de Connecticut con una nota que dice:
"Advertencia : No abra".
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3) La "Pintura Encantada Ebay" Que Causa Lloriqueo Incontrolable y Miedo



En el 2000, un vendedor de Ebay anónimo muestra el cuadro de el artista Bill Stoneham llamado "Las manos se le resisten"; se considera una de las pinturas más embrujadas del planeta y muestra a un niño y una muñeca espeluznante, ambos de pie delante de una puerta de cristal.

La pintura fue creada en 1972 y de ahí en adelante quien la tuviese en su poder reportó cosas raras; una pareja dijo que las figuras del cuadro se movían en la noche, a veces desapareciendo de la lona del todo; el niño de la pintura pasó a estar realmente dentro de la habitación donde la pintura estaba colgada y todos los que vieron la pintura reportaron sentirse enfermos y débiles.

Los niños pequeños que la veían salían corriendo y llorando , los adultos a veces se sentían como unas manos invisibles les agarraban y otros dijeron que sentían un chorro de aire caliente, como si hubieran abierto un horno; incluso aquellos que vieron la pintura en línea afirmaron sentir una sensación de inquietud, temor , lloriqueo o terror cuando miraban la imagen, por último alguien afirmo haber hecho N impresiones de cosas en su casa y esa imagen en particular se negaba a ser impresa.

La pintura fue comprada por una galería de arte en Grand Rapids, el artista se sorprendió al saber que su cuadro estaba envuelto en una investigación paranormal , pero luego guardo silenció cuando dos críticos de arte que la "destrozaron en sus publicaciones", fallecieron al cabo de un año.
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4) El Espejo de Myrtles Plantation Que Contienen Los Espíritus De Una Mujer Y Sus Hijos



Myrtles Plantation es una de las casas más embrujadas de los Estados Unidos y del mundo; queda en una plantación que se remonta a 1796 y fue construida sobre un cementerio indígena; se dice que por lo menos diez asesinatos y sucesos paranormales ocurrían casi diariamente.

Pero de lo que más se habla, es de un espejo que llegó a la casa en 1980; los huéspedes de la finca han informado de figuras que salen de el espejo, así como las huellas de las manos de tamaño infantil impresas a veces en el cristal; la leyenda cuenta que el espejo contiene el espíritu de Sara Woodruff y sus hijos; ellos fueron envenenados y aunque la costumbre dicta que los espejos deben ser cubiertos después de la muerte para evitar que los espíritus queden atrapados, este espejo no estuvo cubierto, por lo que la creencia es que las almas siguen "viviendo" allí.
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5) Un Vestido De Novia Que Baila Solo



En 1849, una niña de una familia rica llamada Anna Baker, se enamoró de un trabajador del hierro de clase baja; el padre de Anna, Ellis Baker, se negó a que se casase con su amado, desterrando a el joven de su ciudad natal de Altoona, Pennsylvania y condenando a su hija a una vida de soltería.

Anna estaba tan enojada con su padre que nunca se enamoró y se casó hasta su muerte; la chica había elegido un vestido de novia hermoso antes de que su novio fuera desterrado, como la boda nunca fue, otra mujer rica , Elizabeth Dysart, llevó el vestido en su lugar, luego pasó por varias manos de aristócratas antes de volver a la mansión Baker que se convirtió en un museo.

El vestido está en una caja de vidrio en la antigua habitación de Anna y los visitantes afirman haber visto que el vestido se mueve por su cuenta, sobre todo durante las lunas llenas; los vaivenes son iguales a los de una novia que se está probando el atuendo para saber si le queda bien; investigadores han hecho todo lo posible para decir que es sólo el viento, pero los que saben la historia afirman que es Anna, la que desde el má sallá baila con este vestido.




El diamante sangriento


La leyenda sitúa el origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado en una estatua de la diosa Sita. Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años 1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año 1669, a cambio de 220.000 libras.

Tras venderlo Tavernier terminó arruinado y murió de frío en Rusia; su cadáver fue encontrado mordisqueado por las ratas.












En manos de la familia real, se le asocia a la muerte inesperada de Luis XIV, de su amante Madame de Montespan, y a la ejecución de Luis XVI, Maria Antonieta y la princesa Lamballe en la guillotina.

Ya en 1792, unos ladrones se mataron entre sí por la joya, y solo uno sobrevivió para quedársela hasta 1820, año en la que se la mostró al tallador holandés Wilhelm Fals para que éste sacara dos joyas del diamante. La primera de esas joyas fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, quien tras adquirirla se quedó en la calle sin que hubieran pasado más de dos meses. La segunda fue tomada por el hijo del tallador Wilhelm Falls, quien la robó para vendérsela a un francés llamadoBeaulieu; esto hizo que su padre muriera de dolor, y tras lo cual él se suicidó.

Asustado tras enterarse de todas las desgracias vinculadas a la gema, Beaulieu vendió la piedra a David Eliason, un curtidor judío, quien se la vendió al rey Jorge IV de Inglaterra; el cual, ignorando las desgracias que ensombrecían el resplandor del diamante, lo incrustó en la corona que estaba haciéndose. El rey perdió la cordura en 1822, y murió ocho años después.

Muerto Jorge IV, aparece en escena el adinerado Sir Henry Hope, quien contrató a un grupo de rosacruces para que hiciesen una ceremonia mágica y exorcizaran a la joya.

En 1901 Hope la vendió a un norteamericano llamado Colot. Colot perdió su salud y su fortuna tras adquirir la joya, y desesperado se la vendió al príncipe Kanitowski, un noble ruso aficionado a las juergas, y dotado de una inmensa fortuna.

Kanitowski, mujeriego de vocación, fue a París y allí le regaló el diamante a una vedette a quien terminó matando a tiros en una pelea. Tras recuperar el diamante, Kanitowski se lo vendió al griego Simón Montarides, quien murió poco después en un carruaje con su mujer y su hijo al volcar éste.

Abdul Hamid II, rey de Turquía, lo adquirió, terminando por perder el trono en una revolución, y acabando sus días en prisión.

Quien se apoderó del diamante después, desapareció en pleno océano, pero la gema no estaba con él y fue a parar bajo la custodia de un banco francés, el cual “misteriosamente” terminó por quebrar, antes de lo cual le vendió el diamante al director del Washington Post, recayendo la maldición también sobre él; su esposa enfermó gravemente y su hijo fue atropellado. Temiendo cosas peores, vendió el aciago diamante a la familia MacLean.

Los MacLean fueron igualmente castigados por el diamante: en 1918 uno de los hijos, de ocho años, murió atropellado, luego una hija murió por sobredosis de somníferos, y finalmente el padre de la familia se deprimió y terminó sus días en un manicomio.









Evalyn Walsh McLean lo donó al Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian,

donde es una de las joyas más visitadas.




El diamante dejaba un rastro de miseria y muerte a donde fuera, y consciente de ello, la señora MacLean hizo guardar la joya en una bóveda de seguridad, donde la tuvo 20 años hasta que su nieta falleció misteriosamente en Texas.

Finalmente el diamante fue vendido a Harry Wiston, quien para no arriesgarse lo transfirió al Smithsonian Institute de Washington, donde aún permanece hasta nuestros días, encerrado tras una urna de cristal, cual si fuese un brillante asesino.
























Corría el año 1981, una época floreciente para la industria de los videojuegos; las salones con maquinas arcade eran una sensación que atraía a numerosos jugadores. En los suburbios de Portland un nuevo juego apareció en los salones recreativos, se trataba del Polybius; una auténtica revolución en aquella época por su aspecto gráfico, de colores vivos y abundantes efectos luminosos. Rápidamente se convirtió en una atracción muy adictiva para todos los jugadores de videojuegos.

La empresa fabricante, la alemana Sinneslöschen, parecía esconder la clave de lo que ocurriría con los jugadores, pues la traducción de su nombre revelaba lo siguiente: “pérdida de los sentidos”. Fue así que, lo que tuvo un brillante comienzo, acabó en el trágico final que convirtió al juego en leyenda.












Aunque el juego se hizo popular, muy pronto empezaron las denuncias y quejas de los jugadores, quienes decían sufrir mareos, vómitos, episodios de amnesia, horrendas pesadillas, alucinaciones visuales y auditivas y hasta crisis epilépticas en algunos casos. Pero lo más aterrador de todo estaba en lo que, por ser percibido igualmente por todos, parecía no ser un mero producto de la mente. Eran los escalofriantes rostros fantasmales que solo se veían con el rabillo del ojo, rostros que cruzaban por la pantalla a grandes velocidades, desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos. Así mismo los jugadores escuchaban voces y lamentos confundidos con la música y el ruido del videojuego, además se percibían mensajes subliminales a frecuencias casi inaudibles, mensajes que reaparecían en las pesadillas y en los episodios de alucinaciones, mensajes con contenidos desquiciantes, capaces de conducir a la depresión y al suicidio: “Honor apathy” (honra la apatía) “, “Kill yourself” (mátate), “No imagination” (sin imaginación), “No thought” (no pienses), “Conform” (confórmate), “Do not question authority” (no cuestiones a la autoridad) o “Surrender” (ríndete), entre otros.












Algunos testimonios hablaban de hombres vestidos de negro, parecidos a los “Men in Black” que al finalizar el día se acercaban a los salones para hacer preguntas al administrador sobre los efectos observados en los jugadores. Así mismo estos misteriosos hombres configuraban ciertos parámetros en las máquinas y luego se marchaban. En una ocasión que olvidaron cerrar el menú de opciones cuentan los testigos que lo que vieron fue perturbador: allí se veían parámetros como “pesadillas”, “alucinaciones auditivas”, “alucinaciones visuales”, “amnesia” y “mensajes subliminales”. Esto dio pie a la creencia de que Polybius era un proyecto del gobierno norteamericano; un experimento perverso para construir mecanismos con los cuales adormecer las conciencias de las masas o inducir al malestar social a través de la apatía, la depresión y la locura.


















Finalmente, cuando la prensa local de Portland se hizo eco del fallecimiento de un jugador que sufrió un ataque epiléptico mientras jugaba, las maquinas fueron retiradas por estos hombres de negro al día siguiente, haciéndolas desaparecer para siempre.








La leyenda sitúa el origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado en una estatua de la diosa Sita. Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años 1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año 1669, a cambio de 220.000 libras.


Tras venderlo Tavernier terminó arruinado y murió de frío en Rusia; su cadáver fue encontrado mordisqueado por las ratas.










En manos de la familia real, se le asocia a la muerte inesperada de Luis XIV, de su amante Madame de Montespan, y a la ejecución de Luis XVI, Maria Antonieta y la princesa Lamballe en la guillotina.


Ya en 1792, unos ladrones se mataron entre sí por la joya, y solo uno sobrevivió para quedársela hasta 1820, año en la que se la mostró al tallador holandés Wilhelm Fals para que éste sacara dos joyas del diamante. La primera de esas joyas fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, quien tras adquirirla se quedó en la calle sin que hubieran pasado más de dos meses. La segunda fue tomada por el hijo del tallador Wilhelm Falls, quien la robó para vendérsela a un francés llamadoBeaulieu; esto hizo que su padre muriera de dolor, y tras lo cual él se suicidó.


Asustado tras enterarse de todas las desgracias vinculadas a la gema, Beaulieu vendió la piedra a David Eliason, un curtidor judío, quien se la vendió al rey Jorge IV de Inglaterra; el cual, ignorando las desgracias que ensombrecían el resplandor del diamante, lo incrustó en la corona que estaba haciéndose. El rey perdió la cordura en 1822, y murió ocho años después.


Muerto Jorge IV, aparece en escena el adinerado Sir Henry Hope, quien contrató a un grupo de rosacruces para que hiciesen una ceremonia mágica y exorcizaran a la joya.


En 1901 Hope la vendió a un norteamericano llamado Colot. Colot perdió su salud y su fortuna tras adquirir la joya, y desesperado se la vendió al príncipe Kanitowski, un noble ruso aficionado a las juergas, y dotado de una inmensa fortuna.


Kanitowski, mujeriego de vocación, fue a París y allí le regaló el diamante a una vedette a quien terminó matando a tiros en una pelea. Tras recuperar el diamante, Kanitowski se lo vendió al griego Simón Montarides, quien murió poco después en un carruaje con su mujer y su hijo al volcar éste.


Abdul Hamid II, rey de Turquía, lo adquirió, terminando por perder el trono en una revolución, y acabando sus días en prisión.


Quien se apoderó del diamante después, desapareció en pleno océano, pero la gema no estaba con él y fue a parar bajo la custodia de un banco francés, el cual “misteriosamente” terminó por quebrar, antes de lo cual le vendió el diamante al director del Washington Post, recayendo la maldición también sobre él; su esposa enfermó gravemente y su hijo fue atropellado. Temiendo cosas peores, vendió el aciago diamante a la familia MacLean.


Los MacLean fueron igualmente castigados por el diamante: en 1918 uno de los hijos, de ocho años, murió atropellado, luego una hija murió por sobredosis de somníferos, y finalmente el padre de la familia se deprimió y terminó sus días en un manicomio.









Evalyn Walsh McLean lo donó al Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian,
donde es una de las joyas más visitadas.



El diamante dejaba un rastro de miseria y muerte a donde fuera, y consciente de ello, la señora MacLean hizo guardar la joya en una bóveda de seguridad, donde la tuvo 20 años hasta que su nieta falleció misteriosamente en Texas.


Finalmente el diamante fue vendido a Harry Wiston, quien para no arriesgarse lo transfirió al Smithsonian Institute de Washington, donde aún permanece hasta nuestros días, encerrado tras una urna de cristal, cual si fuese un brillante asesino.

















Corría el año 1981, una época floreciente para la industria de los videojuegos; las salones con maquinas arcade eran una sensación que atraía a numerosos jugadores. En los suburbios de Portland un nuevo juego apareció en los salones recreativos, se trataba del Polybius; una auténtica revolución en aquella época por su aspecto gráfico, de colores vivos y abundantes efectos luminosos. Rápidamente se convirtió en una atracción muy adictiva para todos los jugadores de videojuegos.


La empresa fabricante, la alemana Sinneslöschen, parecía esconder la clave de lo que ocurriría con los jugadores, pues la traducción de su nombre revelaba lo siguiente: “pérdida de los sentidos”. Fue así que, lo que tuvo un brillante comienzo, acabó en el trágico final que convirtió al juego en leyenda.








Aunque el juego se hizo popular, muy pronto empezaron las denuncias y quejas de los jugadores, quienes decían sufrir mareos, vómitos, episodios de amnesia, horrendas pesadillas, alucinaciones visuales y auditivas y hasta crisis epilépticas en algunos casos. Pero lo más aterrador de todo estaba en lo que, por ser percibido igualmente por todos, parecía no ser un mero producto de la mente. Eran los escalofriantes rostros fantasmales que solo se veían con el rabillo del ojo, rostros que cruzaban por la pantalla a grandes velocidades, desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos. Así mismo los jugadores escuchaban voces y lamentos confundidos con la música y el ruido del videojuego, además se percibían mensajes subliminales a frecuencias casi inaudibles, mensajes que reaparecían en las pesadillas y en los episodios de alucinaciones, mensajes con contenidos desquiciantes, capaces de conducir a la depresión y al suicidio: “Honor apathy” (honra la apatía) “, “Kill yourself” (mátate), “No imagination” (sin imaginación), “No thought” (no pienses), “Conform” (confórmate), “Do not question authority” (no cuestiones a la autoridad) o “Surrender” (ríndete), entre otros.










Algunos testimonios hablaban de hombres vestidos de negro, parecidos a los “Men in Black” que al finalizar el día se acercaban a los salones para hacer preguntas al administrador sobre los efectos observados en los jugadores. Así mismo estos misteriosos hombres configuraban ciertos parámetros en las máquinas y luego se marchaban. En una ocasión que olvidaron cerrar el menú de opciones cuentan los testigos que lo que vieron fue perturbador: allí se veían parámetros como “pesadillas”, “alucinaciones auditivas”, “alucinaciones visuales”, “amnesia” y “mensajes subliminales”. Esto dio pie a la creencia de que Polybius era un proyecto del gobierno norteamericano; un experimento perverso para construir mecanismos con los cuales adormecer las conciencias de las masas o inducir al malestar social a través de la apatía, la depresión y la locura.













Finalmente, cuando la prensa local de Portland se hizo eco del fallecimiento de un jugador que sufrió un ataque epiléptico mientras jugaba, las maquinas fueron retiradas por estos hombres de negro al día siguiente, haciéndolas desaparecer para siempre.







La leyenda sitúa el origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado en una estatua de la diosa Sita. Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años 1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año 1669, a cambio de 220.000 libras.


Tras venderlo Tavernier terminó arruinado y murió de frío en Rusia; su cadáver fue encontrado mordisqueado por las ratas.










En manos de la familia real, se le asocia a la muerte inesperada de Luis XIV, de su amante Madame de Montespan, y a la ejecución de Luis XVI, Maria Antonieta y la princesa Lamballe en la guillotina.


Ya en 1792, unos ladrones se mataron entre sí por la joya, y solo uno sobrevivió para quedársela hasta 1820, año en la que se la mostró al tallador holandés Wilhelm Fals para que éste sacara dos joyas del diamante. La primera de esas joyas fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, quien tras adquirirla se quedó en la calle sin que hubieran pasado más de dos meses. La segunda fue tomada por el hijo del tallador Wilhelm Falls, quien la robó para vendérsela a un francés llamadoBeaulieu; esto hizo que su padre muriera de dolor, y tras lo cual él se suicidó.


Asustado tras enterarse de todas las desgracias vinculadas a la gema, Beaulieu vendió la piedra a David Eliason, un curtidor judío, quien se la vendió al rey Jorge IV de Inglaterra; el cual, ignorando las desgracias que ensombrecían el resplandor del diamante, lo incrustó en la corona que estaba haciéndose. El rey perdió la cordura en 1822, y murió ocho años después.


Muerto Jorge IV, aparece en escena el adinerado Sir Henry Hope, quien contrató a un grupo de rosacruces para que hiciesen una ceremonia mágica y exorcizaran a la joya.


En 1901 Hope la vendió a un norteamericano llamado Colot. Colot perdió su salud y su fortuna tras adquirir la joya, y desesperado se la vendió al príncipe Kanitowski, un noble ruso aficionado a las juergas, y dotado de una inmensa fortuna.


Kanitowski, mujeriego de vocación, fue a París y allí le regaló el diamante a una vedette a quien terminó matando a tiros en una pelea. Tras recuperar el diamante, Kanitowski se lo vendió al griego Simón Montarides, quien murió poco después en un carruaje con su mujer y su hijo al volcar éste.


Abdul Hamid II, rey de Turquía, lo adquirió, terminando por perder el trono en una revolución, y acabando sus días en prisión.


Quien se apoderó del diamante después, desapareció en pleno océano, pero la gema no estaba con él y fue a parar bajo la custodia de un banco francés, el cual “misteriosamente” terminó por quebrar, antes de lo cual le vendió el diamante al director del Washington Post, recayendo la maldición también sobre él; su esposa enfermó gravemente y su hijo fue atropellado. Temiendo cosas peores, vendió el aciago diamante a la familia MacLean.


Los MacLean fueron igualmente castigados por el diamante: en 1918 uno de los hijos, de ocho años, murió atropellado, luego una hija murió por sobredosis de somníferos, y finalmente el padre de la familia se deprimió y terminó sus días en un manicomio.









Evalyn Walsh McLean lo donó al Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian,
donde es una de las joyas más visitadas.



El diamante dejaba un rastro de miseria y muerte a donde fuera, y consciente de ello, la señora MacLean hizo guardar la joya en una bóveda de seguridad, donde la tuvo 20 años hasta que su nieta falleció misteriosamente en Texas.


Finalmente el diamante fue vendido a Harry Wiston, quien para no arriesgarse lo transfirió al Smithsonian Institute de Washington, donde aún permanece hasta nuestros días, encerrado tras una urna de cristal, cual si fuese un brillante asesino.

















Corría el año 1981, una época floreciente para la industria de los videojuegos; las salones con maquinas arcade eran una sensación que atraía a numerosos jugadores. En los suburbios de Portland un nuevo juego apareció en los salones recreativos, se trataba del Polybius; una auténtica revolución en aquella época por su aspecto gráfico, de colores vivos y abundantes efectos luminosos. Rápidamente se convirtió en una atracción muy adictiva para todos los jugadores de videojuegos.


La empresa fabricante, la alemana Sinneslöschen, parecía esconder la clave de lo que ocurriría con los jugadores, pues la traducción de su nombre revelaba lo siguiente: “pérdida de los sentidos”. Fue así que, lo que tuvo un brillante comienzo, acabó en el trágico final que convirtió al juego en leyenda.








Aunque el juego se hizo popular, muy pronto empezaron las denuncias y quejas de los jugadores, quienes decían sufrir mareos, vómitos, episodios de amnesia, horrendas pesadillas, alucinaciones visuales y auditivas y hasta crisis epilépticas en algunos casos. Pero lo más aterrador de todo estaba en lo que, por ser percibido igualmente por todos, parecía no ser un mero producto de la mente. Eran los escalofriantes rostros fantasmales que solo se veían con el rabillo del ojo, rostros que cruzaban por la pantalla a grandes velocidades, desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos. Así mismo los jugadores escuchaban voces y lamentos confundidos con la música y el ruido del videojuego, además se percibían mensajes subliminales a frecuencias casi inaudibles, mensajes que reaparecían en las pesadillas y en los episodios de alucinaciones, mensajes con contenidos desquiciantes, capaces de conducir a la depresión y al suicidio: “Honor apathy” (honra la apatía) “, “Kill yourself” (mátate), “No imagination” (sin imaginación), “No thought” (no pienses), “Conform” (confórmate), “Do not question authority” (no cuestiones a la autoridad) o “Surrender” (ríndete), entre otros.










Algunos testimonios hablaban de hombres vestidos de negro, parecidos a los “Men in Black” que al finalizar el día se acercaban a los salones para hacer preguntas al administrador sobre los efectos observados en los jugadores. Así mismo estos misteriosos hombres configuraban ciertos parámetros en las máquinas y luego se marchaban. En una ocasión que olvidaron cerrar el menú de opciones cuentan los testigos que lo que vieron fue perturbador: allí se veían parámetros como “pesadillas”, “alucinaciones auditivas”, “alucinaciones visuales”, “amnesia” y “mensajes subliminales”. Esto dio pie a la creencia de que Polybius era un proyecto del gobierno norteamericano; un experimento perverso para construir mecanismos con los cuales adormecer las conciencias de las masas o inducir al malestar social a través de la apatía, la depresión y la locura.










Porsche 550 RS Spyder de James Dean “Little Bastard”







James Dean rodaba “Gigante”, la que sería su tercera y última película, cuando compró un Porsche 550 RS Spyder, al que bautizó como “Little Bastard”. Le gustaba conducirlo a gran velocidad y el 30 de septiembre de 1955, mientras lo conducía de camino al aeropuerto de Salinas donde pensaba disputar una carrera automovilística, encontró la muerte al chocar con un Ford Tudor que le salió al paso en un cruce. Su acompañante y amigo, el mecánico Rolf Weutherich sobrevivió pero se fracturó una pierna y la clavícula. Las heridas del actor eran tan graves que murió de camino al hospital; tenía 24 años.















La compañía de seguros se hizo cargo del maltrecho Porsche para su venta, pero inmediatamente comenzaron a suceder las tragedias: George Barkuis, el chófer que iba a llevárselo en un camión, se mató cuando el Porsche cayó sobre él después de que lo recogiera en el lugar del accidente.

George Barris, especialista en arreglar coches de famosos, se quedó con el Little Bastard para utilizar algunas de sus componentes.

Cuando estaban bajando al Little Bastard con unas cuerdas, éstas se rompieron y el coche cayó, partiéndole las piernas a uno de los mecánicos. Dos de las ruedas del Little Bastard se incorporaron después a un automóvil de carreras, y en medio de una competición los dos neumáticos, justo los dos sacados del Little Bastard, estallaron, el coche se estrelló contra un vehículo rival, y el conductor estuvo varios días en coma. Eso podría ser pura coincidencia, pero George Barris también había vendido el eje de transmisión y el motor, cada uno a un conductor distinto. Ambos participaban en carreras de autos, y ambos murieron tras incorporar a sus coches las partes del coche maldito de James Dean.















Un asustado Barris, impresionado por tantas desgracias asociadas a las piezas del Porsche, vendió lo que quedaba, la carrocería y el chasis, a un museo de Sacramento; curiosamente, en una exposición el Little Bastard cayó del pedestal en que estaba, y le rompió la cadera a un joven visitante.

Sugestionados por la supuesta maldición del Little Bastard, los dueños del museo decidieron mandar al coche al desguace, donde finalmente sería destruido. Pero el Little Bastard, un objeto maldito entre los malditos, se cobró una nueva vida al estrellarse un coche contra el camión que se lo llevaba al desguace; el automóvil chocó con tanta fuerza que quedó sepultado bajo el Little Bastard, muriendo el conductor en el acto.

El coche intentó ser trasladado otras dos veces, pero volvió a caerse sin causar heridos. Es en este punto es cuando se pierde la pista; varias teorías dicen que el coche se perdió, otras que fue reconstruido para un museo en 1960, y la mayoría cree que los restos están en una caja en un sótano del Historic Auto Attraction Museum (Illinois, EEUU), donde nadie se atreve a tocarlo.




















El Diamante de la Esperanza




La leyenda sitúa el origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado en una estatua de la diosa Sita, dentro de un templo de dicha deidad. Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años 1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año 1669, a cambio de 220.000 libras.




Se cree que el diamante tenía una maldición, a consecuencia de la cual, tras venderlo, Tavernier terminó quebrando económicamente y huyendo a Rusia, donde murió de frío y su cadáver fue encontrado mordisqueado por las ratas…




En cuanto al rey Luis XIV, éste guardó el diamante en un cofre, y en 1691 la gema apareció cuando se hizo un inventario del tesoro real. Fue allí que Madame de Montespan, amante del rey, se encaprichó con el diamante e insistió hasta que el rey se lo dio: grave error, ya que en poco tiempo cayó en la miseria y en 1707 murió en el olvido. Además, en los últimos años del siglo XVII Francia sufrió plagas y epidemias, lo cual fue adjudicado al diamante, aunque evidentemente es una exageración desproporcionada. Volviendo a Luis XIV, éste le mostró el diamante al embajador del Sha de Persia, en una visita efectuada el 7 de diciembre de 1715. Quizá por eso, él mismo murió sin que nadie lo esperase, y su sucesor (Luis XV) ordenó meter el diamante en un cofre, olvidándose de la joya; muy acertadamente, pues a él no le sobrevinieron desgracias.




Posteriormente, durante el reinado de Luis XVI, la esposa del rey, María Antonieta, se apropió de la joya en 1774, pero se la terminó prestando a la princesa de Lamballe. No se sabe si fue el diamante, pero los supersticiosos culpan a la hermosa gema por el hecho de que, en el contexto de la Revolución Francesa, María Antonieta, el rey y la princesa de Lamballe, fueron todos decapitados.




Ya en 1792, unos ladrones se apoderaron del diamante, pero el esplendor de la gema los impulsó a matarse por ella, y solo uno sobrevivió para quedársela hasta 1820, año en el cual se la mostró al tallador holandés Wilhelm Fals para que éste sacara dos joyas del diamante. La primera de esas joyas fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, quien tras adquirirla se quedó en la calle sin que hubieran pasado más de dos meses… La segunda fue tomada por el hijo del tallador Wilhelm Falls, quien la cogió “prestada” para vendérsela a un francés llamado Beaulieu, pero tras eso su padre murió de dolor, y entonces él se suicidó…




Asustado tras enterarse de todas las desgracias vinculadas a la gema, Beaulieu vendió la piedra a David Eliason, un curtidor judío, quien tras comprarla se enteró de la leyenda y se la vendió al rey Jorge IV de Inglaterra; el cual, ignorando las desgracias que ensombrecían el resplandor del diamante, lo incrustó en la corona que estaba haciéndose… He aquí donde se ve el poder de esta piedra maldita, porque el rey perdió la cordura en 1822, y murió ocho años después.




Muerto Jorge IV, aparece en escena el adinerado Sir Henry Hope, quien coleccionaba joyas pero no quería arriesgarse con el diamante, así que contrató a un grupo de rosacruces para que hiciesen una ceremonia mágica y exorcizaran a la joya. Ni siquiera los insignes rosacruces pudieron con la joya, que fue bautizada con su nombre actual tras la ceremonia de exorcismo que supuestamente había tenido éxito.




Creyendo que la gema era inocua, Sir Henry se la quedó y en 1901 la vendió a un norteamericano llamado Colot. Al parecer, la ceremonia rosacruz había servido pero solo para Sir Henry, porque Colot perdió su salud y su fortuna tras adquirir la joya, y desesperado se la vendió al príncipe Kanitowski, un noble ruso aficionado a las juergas, y dotado de una inmensa fortuna.




Kanitowski, mujeriego de vocación, fue a París y allí le regaló el diamante a una vedette (un tipo de bailarina), aunque después tuvo una pelea con ella y la mató a tiros… Tras recuperar el diamante, Kanitowski se lo vendió al griego Simón Montarides.




Poco después de adquirir la gema, Simón iba en un carruaje con su mujer y su hijo, pero el carruaje se cayó y todos murieron… Al parecer el diamante no estaba con Simón, porque luego Abdul Hamid II, rey de Turquía, lo adquirió, terminando por perder el trono en una revolución, y acabando sus días tras los barrotes de una prisión. Quien se apoderó del diamante después, desapareció en pleno océano, pero la gema no estaba con él y fue a parar bajo la custodia de un banco francés, el cual “misteriosamente” terminó por quebrar, antes de lo cual le vendió el diamante al director del Washington Post.




Tampoco el director del Washington Post fue perdonado por la joya, pues su esposa enfermó gravemente y su hijo fue atropellado por un carruaje… Temiendo cosas peores, vendió el aciago diamante a la familia Mac Lean.




Al igual que todos, los Mac Lean fueron castigados por el diamante: en 1918 uno de los hijos, de ocho años, murió atropellado, luego una hija murió por sobredosis de somníferos, y finalmente el padre de la familia se deprimió y terminó sus días en un manicomio… Miseria, el diamante dejaba miseria a donde fuera que estuviese: consciente de ello, la señora Mac Lean hizo guardar el diamante en una bóveda de seguridad, donde lo tuvo por 20 años hasta que su nieta Evelyn Wash Mac Lean falleció misteriosamente en Texas.




Finalmente el diamante fue vendido al experto en diamantes Harry Wiston, quien para no arriesgarse lo transfirió al Smithsonian Institute de Washington, donde aún permanece hasta nuestros días, encerrado tras una urna de cristal, cual si fuese un brillante asesino…




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El Diamante Koh-i-Noor




Este diamante, cuyo nombre significa “La Montaña de Luz”, tiene un pasado nada luminoso… Pesa 105 quilates, alguna vez estuvo entre los más grandes diamantes del mundo, y ha pasado por manos de gobernantes hindúes, mongoles, persas, afganos, sikh y británicos. Fue tomado como trofeo de guerra una multitud de veces, y todos sus propietarios perdieron el trono o cayeron en desgracia. La razón de eso está en la maldición que tiene, y que figura en un texto hindú del año 1306, fecha de la primera aparición confirmada de la joya. Dice así la maldición: ‹‹Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad››.




Debido a la maldición del diamante, se sugiere que, si el monarca que lo posee es hombre, debe entregárselo a su esposa. En todo caso, durante la colonización británica de la India el diamante fue a parar a la Corona Británica, cayendo en manos de la Reina Victoria, quien lo pudo portar impunemente porque era una mujer.




Actualmente el diamante sigue siendo propiedad de la Corona Británica, y se exhibe como atracción turística en la Torre Británica. India lo ha reclamado enfáticamente, pero Inglaterra nunca se lo devolverá.




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El Zafiro Púrpura de Delhi




Científicamente esta joya no es algo demasiado sorprendente, pero histórica y culturalmente sí. Se trata de una enorme amatista (confundida con un zafiro) de color púrpura, rodeada por un misterioso anillo de plata en que se ven símbolos astrológicos y palabras místicas; a los lados del anillo de plata que rodea la gema, están dos joyas escarabajo talladas juntamente.




Se cree que la joya es originaría de la India, que estaba en un templo de la diosa Indra en la ciudad de Delhi, hasta que fue robada en un motín (hecho por los ingleses…) durante el año 1857. Supuestamente, la piedra tenía una maldición que fue activada con su robo.




Después del robo, la piedra fue llevada a Inglaterra por el coronel W. Ferris, pero no pasó mucho tiempo que ya toda la familia del coronel padecía problemas de salud, y además la situación económica era terrible. ¿Sería la gema la culpable? Inicialmente el coronel no estaba seguro, pero cuando se la dio a un amigo y éste se suicidó incomprensiblemente, W. Ferris no dudó en el carácter maldito de la piedra.









Posteriormente, en el año 1890 la gema fue a parar a manos del autor Edward Heron Allen, amigo del famoso escritor Oscar Wilde. Edward creía que la gema estaba “triplemente maldita”, y eso que no era supersticioso y tenía una buena formación académica que incluía el conocimiento científico. Aún así, Edward no pudo evitar aterrarse cuando dos amigos suyos, interesados en tener la gema, murieron después de ser complacidos… Entonces la joya volvió a él, pero éste la lanzó a un canal porque no deseaba volver a verla. La odiaba, pero la piedra quería atormentarlo y en tres meses el operador de una draga la encontró, se la vendió a un joyero y el joyero se la devolvió tras reconocerla. En ese momento supo que la piedra tenía algo sobrenatural, y que lo perseguía, de modo que la guardó en una caja fuerte y la puso 14 años en custodia de unos banqueros, hasta que en 1904 nació su primera hija y, temiendo por la salud de la pequeña, se la dio al Museo de Historia Natural con la condición de que la caja no se abriese hasta transcurridos tres años de su muerte, sumado a lo cual estaba el que su hija nunca debería tocar la joya y peor aún tenerla.




En 1943 murió Edward y los banqueros le dieron la joya al Museo de Historia Natural. Tres años después, cuando la caja se abrió, encontraron una nota escalofriante junto a la hermosa gema: ‹‹Quienquiera que sea, luego de abrirlo deberá primero leer esta advertencia, y después podrá hacer lo que quiera con la joya. Mi consejo para él, es que la tome y la eché al mar.››




Después de leer la advertencia, el personal del museo puso en una urna a la gema, y allí estuvo hasta que en el 2004, con motivo de un evento, John Whittaker debió tomarla y llevarla a la Heron Allen Society. Ahí se vio que la maldición continuaba, porque durante el viaje surgió una terrible tormenta, la peor que John había visto en su vida. ¿Sería la piedra? No estuvo seguro hasta que le tocó transportarla por segunda vez, seguido de lo cual, tan rápido como si fuese un efecto, le dio un virus estomacal; y, por último, reafirmó sus sospechas cuando, tras tener que llevarla por tercera vez, le dio un cálculo renal…




La Piedra Maldita de Carlisle




Desde hace unos cuantos años, al pueblo inglés de Carlisle le han caído inundaciones, fiebre aftosa, altos índices de desempleo, y una indiscutible decadencia en su equipo de fútbol. Para las autoridades locales y la mayoría de pobladores, la culpa la tiene la “Piedra Maldita”, una gran roca en la cual yace grabada una maldición escrita en el año 1525.




El origen de la Piedra Maldita se remonta al año 2001, cuando el artista Gordon Young, por encargo del ayuntamiento, grabó sobre una gran piedra la maldición que, en el año 1525 y en base a varios libros, el arzobispo de Glaslow creó “contra los que osaran saquear, destruir o robar en sus territorios ”. Una maldición compuesta de 1069 palabras, inicialmente destinadas a los “bárbaros del norte, que hacían incursiones en la región”.









Tal parece que la maldición del obispo había estado dormida, a la espera de una materialización que le diese el poder para caer como una pesada roca sobre sus desconcertadas víctimas que, contrario a lo que esperaba el artífice del maleficio, no fueron “bárbaros” sino gente civilizada. Así, instantáneamente después de plasmarse en la gran roca, sobre Carlisle cayó la fiebre aftosa y el campo se regó con vacas muertas, luego vino un enorme incendio y cerraron muchas fábricas, después fue asesinado un niño, y finalmente, además de los fracasos del equipo local de fútbol, cayeron torrenciales lluvias que inundaron calles, parques y cultivos…




Por todo lo anterior, algunos políticos del pueblo han sugerido destruir la roca, pero el ayuntamiento se niega, ya que considera irracional tomar grandes decisiones en base a supersticiones. En todo caso, el psíquico israelí, Uri Geller, se ha ofrecido para exorcizar a la roca y liberar al pueblo de la maldición, aunque para eso solicita que le lleven la roca a su jardín, y sus vecinos se niegan tajantemente pues no desean la maldición cerca de ellos.




OBJETOS MALDITOS DE CARÁCTER GENÉRICO




Ahora vamos a conocer distintos tipos de objetos malditos, aunque estos no son objetos malditos en sentido estricto; o, en otras palabras, no tienen una maldición concreta, sino que simplemente traen mala energía, aunque esto no debe tomarse a la ligera, pues esa mala energía puede acarrear desgracia y enfermedad en ciertos casos. Sin embargo, es necesario aclarar que, a muchos de los objetos presentados, se les atribuye mala energía en base a simples supersticiones.




Plantas que traen mala energía:




- El Cordatum




- La Corona de Cristo




- El Potus




- La Batata




- Cualquier planta con espinas









Nota: No hay una base racional para atribuir mala energía a estas plantas; y, como puede verse en lo de “cualquier planta con espinas”, la creencia en la mala energía de la planta suele estar asociada a las connotaciones propias de ciertos aspectos de la misma: eso, por ejemplo, se da con la propiedad de tener espinas, puesto que las espinas están asociadas al dolor.




Objetos que traen mala energía a nuestro hogar según el Feng Shui:

Cualquier objeto roto: Se cree que, cuando un objeto se daña, pierde su forma y su función, y con ello su energía, resultando en un factor de desequilibrio y/o desgaste energético en el entorno.

Cristales deteriorados: La explicación anterior es particularmente válida para los cristales deteriorados (golpeados, rajados, astillados, destrozados), y sobre todo para los espejos rotos, más aún si se pone un espejo roto frente a otro espejo roto.

Zapatos dañados o que nunca se usan: A partir de los mecanismos de circulación energética, se plantea que en los zapatos se acumulan las energías negativas de la gente, y cuando se tiene un zapato dañado o que nunca se usa, esta energía acentúa aún más su carácter negativo.

Libros dañados: Esto se desprende del principio de los objetos rotos, con la particularidad de que el libro, por tener plasmadas ideas, supuestamente (cuando está dañado) genera contaminación energética en un nivel más sutil.

Relojes dañados: Debido a que el reloj representa el paso del tiempo, se ha creído (supersticiosamente quizás) que un reloj dañado tiende a frenar nuestro progreso, el logro de nuestras metas.

Antiguedades: En este caso hay un buen fundamento para cuidarse del objeto. Ocurre así que las alhajas antiguas suelen estar cargadas con la energía de quien o quienes las poseyeron. Esa energía, como sabemos, es una impresión astral, y esa impresión astral comporta por lo general aspectos negativos, ya que casi seguramente la alhaja antigua estuvo en un ambiente donde se dieron conflictos y hubo sufrimiento. Por eso se recomienda someterlas a un proceso de depuración, que consiste en sumergirlas en agua con sal marina durante 24 horas, tras lo cual debe ponérselas bajo el sol tres horas seguidas.

Elementos o aparatos médicos: Cuando estos artefactos han pertenecido a un enfermo, se recomienda no guardarlos a menos que se los necesite, ya que tienen depositada la energía astral propia de los padecimientos de salud del enfermo que los tuvo.

Cunas: Se cree que las cunas de bebés deben sacarse o guardarse cuando no se las necesita, pues de lo contrario dificultaran el crecimiento del niño. Como ven, aquí el fundamento es más de tipo psicológico que esotérico, puesto que tiene que ver con la percepción que el niño tiene de lo que la cuna representa.

Muebles de madera viejos, quebrados o derruidos: Esto se desprende del principio de los objetos rotos, con la particularidad de que son especialmente nocivos en tanto que tienden a ser frecuentemente empleados.

Fotos o papeles vinculados a situaciones dolorosas: Aparte del evidente fundamento psicológico (ver la foto, o leer el papel, hará que revivamos el dolor), se cree que estos objetos encierran, en gran medida, la energía astral de lo que representan. Así, no conviene guardar cartas de rupturas sentimentales, por ejemplo.

Cenizas de familiares o seres queridos: Desde un punto de vista energético, esto es semejante a guardar un cadáver, e incluso puede ser causa de actividad paranormal.

Cintas, fajas y crespones de velatorio: Estos objetos conservan la huella astral correspondiente al sufrimiento que se vertió mientras se estaba en el velatorio y se los usaba.

Pan desperdiciado: nunca se debe tirar el pan, ni arrojarlo a la basura. Bíblicamente se lo considera sagrado. Arrojar pan trae pobreza y problemas económicos en general. Si sobra, se procede de la siguiente manera: en primer lugar se lo moja, para que no se pueda comer. Luego se lo coloca en una bolsita de plástico y se lo deja al aire libre durante 24 horas. Recién después de este procedimiento se lo puede arrojar a una bolsa de residuos.

Ópalos: Supuestamente traen interferencias, desgaste o inestabilidad energética, sobre todo si son azules, rojos o negros. Pero debe advertirse: con casi toda seguridad, esto es pura superstición.

Exceso de color negro: El negro absorbe energía, por eso las velas negras se usan para drenar energías negativas del lugar en que se prenden. Psicológicamente el negro está asociado a cuestiones negativas, y eso, sumado al carácter que tiene a nivel energético, hace que definitivamente sea perjudicial tener exceso de negro donde vivimos. El negro está asociado a aspectos emocionalmente dolorosos, y una muestra de eso es que en los sueños de la gente deprimida el negro tiene mayor presencia que en los sueños de la gente no deprimida.

Pirámides mal orientadas: Las pirámides deben estar orientadas hacia el norte y preferiblemente deben estar cerca de sitios bien iluminados (al pie de ventanas por donde entra el sol, por ejemplo). Esta creencia se basa en la vibración producida por la estructura geométrica de la pirámide, y en la relación de esto con los polos magnéticos de la Tierra.

Objetos de mar: En Fenhg Shui se cree que el mundo marino tiene una energía particular distinta del mundo terrestre, y a partir de eso se plantea que, tener caracoles y otras cosas así, constituye un factor de perturbación energética.

Animales disecados: Se cree que la muerte y los procesos propios de ésta tienen una energía particular, por lo que tener animales disecados equivale a guardar la energía de cadáveres.

Plantas, flores secas, plantas de exterior puestas en el interior: Se plantea que todas estas cosas drenan energía del entorno, y esto parece no ser una superstición, ya que es el fundamento a partir del cual en algunos libros se recomienda abrazar árboles para descargar nuestra energía negativa.




Cualquier tipo de símbolo, imagen o figura vinculada al Satanismo: Los símbolos suelen tener, aunque sea en un mínimo, la energía de lo que representan, y lo mismo ocurre con las imágenes y las figuras. Por eso es recomendable no tener representaciones de cosas pertenecientes al mundo del satanismo. Esto rige particularmente para símbolos, imágenes o figuras que han sido usadas en rituales.









Cráneos, huesos u otros elementos de personas difuntas: Esto ya se explicó arriba, pero cabe mencionar que es particularmente peligroso tener restos de difuntos humanos, ya que están fuertemente asociados a la energía de la persona fallecida, y pueden en algunos casos desatar actividad paranormal, o contaminar energéticamente el lugar si el difunto fue alguien malo (un ladrón, un asesino, un narcotraficante, etc).




Objetos que estuvieron muy vinculados a alguien malvado:Estos objetos tienen huellas astrales muy fuertes de sus antiguos portadores, y estas huellas astrales pueden influir en nuestra aura y, a través de ella, en nuestras emociones y conducta.




Muñecos de vudú: Aquí nos referimos a los muñecos de vudú que han sido usados en rituales o que han sido hechos para ser usados en rituales, aunque aún no se hayan usado. No nos referimos a meras representaciones, como las que podrían usarse para exposiciones en museos. En cuanto a la explicación, ya ha sido expuesta anteriormente.




Objetos vinculados a ciertos cultos paganos en los que se invocan espíritus: Estos objetos son peligrosos porque muchas veces se han empleado en invocaciones y han terminado asociados a determinados espíritus. No es, como creen los evangélicos, que estos objetos representan a dioses falsos que en realidad son demonios. Las entidades que representan simplemente (al menos en la gran mayoría de casos) no existen, pero eso no quita que no estén asociados a la entidad que, a un nivel astral, se ha generado por la fe que las personas del culto tienen. Esta entidad no es un ente dotado de voluntad y conciencia (a menos que se haya generado un tulpa, pero eso solo sucede si han intervenido personas psíquicamente dotadas), sino una estructura energética asociada a determinados patrones psíquicos. Sin embargo el peligro principal de estos objetos no está en lo indicado antes, sino en el hecho de que, como se señaló en los comienzos del artículo, usualmente ciertos espíritus (del bajo astral) acuden cuando se realizan los rituales, y terminan depositando su energía en los objetos empleados durante el proceso ritual.










Mandy, la muñeca embrujada






La muñeca embrujada canadiense llamada Mandy reside en un museo en Quesnel, Columbia Británica. Mandy fue traída al museo por su propietaria quien afirmó que cuando era dueña de la muñeca, oía el sonido de un bebé llorando en la noche. Después de que ella donó la muñeca al Museo Quesnel, los sonidos del bebé llorando comenzaron a escucharse en el museo, incluyendo los sonidos de pisadas cuando no había nadie. Los propios trabajadores afirman que los objetos se mueven o incluso desaparecen cosas misteriosamente.










La Isla de las Muñecas









México supera a muchos casos relacionados con objetos poseídos. En un artículo anterior ya comentamos más profundamente la isla de las muñecas, situado justo al sur de la Ciudad de México, hay una pequeña isla con muñecas antiguas, mutiladas colgando de los árboles. La historia dice que Don Julián Santana se mudó a la isla como un ermitaño y fue perseguido por el espíritu de una niña que se ahogó. Santana sacaba las muñecas que encontraba en el canal y las colgaba como un santuario para que el espíritu de la niña que parecía estar obsesionada. El sobrino de Don Julián lo encontró muerto en la isla en el mismo sitio donde la niña había muerto ahogada. La isla es ahora una atracción turística, y los visitantes dicen escuchar las muñecas susurrando, además de afirmar que los ojos de las muñecas se abren y se cierran misteriosamente.










La casa de las muñecas









En 2010, la escritora y profesora de psicología/sociología Lisa Marcelino escribió un artículo en The Examiner, donde decía que ella estaba conduciendo a través de Englishtown, Nueva Jersey, cuando vio una vieja casa de muñecas de dos pisos en una venta de objetos de segunda mano en el jardín de una casa. Compró la casa de muñecas y se la llevó a su casa en Nueva York, donde ella la limpió y la pintó con la intención de restaurarla. Al día siguiente, ella y su marido se fueron a una tienda de arte para comprar los materiales necesarios, ella enfermó repentinamnente y gravemente teniendo que regresar a casa. Al día siguiente, invitaron a unos amigos a su casa, y sin ninguna razón aparente, los invitados comenzaron a discutir, no siendo una conducta normal en ellos. Las desgracias continuaron los días posteriores, un cuadro colgado encima de la casa de muñecas continuamente se caía, su conejo enano murió misteriosamente y el perro de la familia ladraba a la casa de muñecas sin ninguna razón. La pareja empezó a oír ruidos inexplicables en la noche, extraños sudores nocturnos y su marido parecía estar deprimido constantemente. Decidieron dejar en la acera la casa de muñecas donde alguien inmediatamente lo recogió y su casa volvió a su estado de paz.










El dormitorio de la Sra. Pam Sax






La Sra. Pam Sax compró un juego de dormitorio en una subasta de antigüedades en Carolina del Norte. Empezaron a suceder fenómenos paranormales cuando le trajeron el dormitorio y ella empezó a dormir en la antigua cama. Cuando ella estaba en transición al sueño profundo, sintió algo tocado sus pies. Se despertó pensando que era su imaginación y se volvió a dormir. Poco tiempo después pasó otra vez y de repente sintió un extraño frío, así que se levantó y agarró el edredón para cubrirse. Después de conseguir acomodarse en la cama, no pasó mucho tiempo antes de que el edredón se empezara a retirar lentamente casi por completo. La Sra. Sax tenía miedo de que alguien estuviera en la habitación y rápidamente encendió la luz, pero no había nadie allí. Después de varios incidentes, la Sra.Sax decidió investigar la historia de la cama y de su anterior propietario. Resultó que había sido propiedad de una anciana que tenía diabetes y que había muerto recientemente antes de que la cama fuera comprada. Casualmente, la señora Sax era también una mujer mayor que tenía diabetes. La Sra. Sax vendió el juego de dormitorio a un hombre, diciéndole que el mobiliario estaba encantado, pero él se rió diciendo que el no creía en esas cosas. La Sra.Sax finalmente fue capaz de volver a dormir otra vez bien.

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