Un gran misterio que ha conmocionado al pueblo argentino durante mas de 20 años, y aun se encuentra sin resolver, es la extraña desaparición de las manos del general y ex presidente Juan Domingo Perón (1895 – 1974), creador y símbolo del movimiento peronista. En 1987, trece años después de su fallecimiento, el cadáver del líder justicialista fue profanado. Sus manos fueron cortadas y además se le extrajo una carta escrita por su segunda esposa, María Estela Martínez de Perón, mas conocida como Isabel Martínez, quien tras su muerte asumiría en su condición de vicepresidenta.
Terrible y oscuro acontecimiento no sólo generó una gran polémica a nivel nacional y mundial, sino que también desencadeno una serie de atentados y a su vez muchas hipótesis, que por supuesto, nunca dieron con los culpables.
En pocas palabras, los sospechosos o agentes de Inteligencia, quienes posiblemente contaban con el apoyo estatal y las llaves de la bóveda ubicada en el cementerio de la Chacarita, ingresaron y extrajeron el cuerpo embalsamado de Perón para luego, y sin mas vueltas, cortar sus manos y robar la mencionada carta la cual se dividió en tres y se le envió a tres legisladores peronistas, con el anónimo “Hermes Iai y los 13”, a quienes se les pidió un rescate de ocho millones de dólares.
Al mejor estilo de una novela policial y por si fuera poco, el juez encargado de la causa repentinamente sufrió una accidente durante el viaje de regreso de sus vacaciones en el sur del país y falleció.
A través de una ardua investigación y el aporte de ex funcionarios del gobierno de Alfonsín, abogados y familiares, distintos periodistas iniciaron documentales y publicaron libros a lo largo de estos años, con el fin de llegar al porque de este misterioso e inesperado hecho logrando obtener cuatro hipótesis concretas:
Se buscó generar un gran impacto en la opinión pública en medio de un proceso electoral, el de 1987.
Se trato de un acto de la célebre logia P2 (Propaganda Due), integrada por el fascista Licio Gelli como respuesta a un incumplimiento de Perón, quien supuestamente, le solicito ayuda antes de asumir su tercer mandato.
Las huellas digitales del presidente servirían para abrir una cajas de seguridad en bancos suizos, donde habría guardados varios millones de dólares (la misma fue descartada ya que no existían durante esa época, en Suiza, semejantes sistemas).
Fue un plan, según testigos e informantes que luego fueron muertos, llevado a cabo por las Fuerzas Armadas.
Muchas preguntas, pocas respuestas, culpables sin identidad, inocentes víctimas de una venganza, en un misterio inconcluso que tal vez nunca encuentre solución y que ha sido silenciado, a través de cualquier medio, por aquellos que conocen la verdad.
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