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viernes, 19 de junio de 2015

Los fantasmas de plaza Irlanda

Los fantasmas de plaza Irlanda - Extraños personajes en la plaza.






Los vecinos aseguran que varias veces vieron a un hombre y su perro dar vueltas por el paseo ubicado frente al Policlínico Bancario.

Antes de la medianoche y hasta la mañana del día siguiente se cierran los ingresos a este paseo ubicado entre las avenidas Gaona y Donato Álvarez y las calles Neuquén y Seguí, en el barrio de Caballito, y los vecinos ya tienen claro que para disfrutarlo deben manejarse dentro de esos horarios. Sin embargo, parece ser que hay alguien que todavía no está enterado de este asunto: un hombre alto bastante delgado que pasea su perro con paso lento y tranquilo suele aparecerse en la plaza ya entrada la noche.

Nadie sabe de dónde vienen y ambos caminan sin apuro hasta perderse de vista. Hay quienes aseguran que hombre y perro son fantasmas que merodean en la gigantesca plaza ubicada justo frente al Policlínico Bancario, hacia donde en ciertas ocasiones se dirigen, pero se detienen en la puerta y allí se esfuman.

Una de las personas que los vio y dice haber cruzado algunas palabras con el presunto espectro contó que es un hombre de unos 60 años que va con su perro ovejero alemán bastante viejo, que apenas quiere caminar junto al dueño. Un día lo encontró en la plaza y el extraño personaje le preguntó: “¿Sabés cómo puedo hacer para salir?”.

Todas las rejas cerradas

Explica el vecino que, para su sorpresa y a pesar de no ser la hora indicada, la reja que cuando había entrado a la plaza estaba abierta y otras dos que alcanzaba a ver sobre otro de los extremos se hallaban cerradas. Y que antes de que pudiera reaccionar con una respuesta, el extraño se adelantó y dijo: “Creo que nos dejaron encerrados”. “Eso parece”, respondió entonces y, mientras caminaban hacia alguna de las salidas, intercambiaron unas pocas palabras, pero de repente no obtuvo respuestas y, al darse vuelta, hombre y perro habían desaparecido.

Ante esta circunstancia tan inesperada el vecino se sintió bastante asustado y ni siquiera se animó a levantar la voz para llamarlo. Recuerda que fue todo muy extraño, que los latidos de su corazón se aceleraron. Apuró el paso en dirección a la calesita de la plaza y por suerte la reja de salida que va hacia la calle Neuquén y Morelos estaba abierta.

Se alejó corriendo del lugar y, cuando estuvo afuera, sintió un gran alivio. Caminó algunos metros más sobre la vereda de Gaona y, cuando se dio vuelta para echar un vistazo, volvió a ver a aquel hombre con su perro en el mismo lugar por el cual él acababa de salir: los supuestos fantasmas entraban de nuevo a la plaza como si nada hubiese pasado.

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